El principal mito de la alimentación vegetariana en niños

Soy una mujer de 41 años que me volví vegetariana a los 30 años. Antes de eso, toda mi vida, consumí carne con regularidad. Cuando quedé embarazada de mi hija mayor, no tenía duda que ella también sería vegetariana. Incluso, seguí siendo vegetariana durante el embarazo y mi ginecólogo no dejaba de sorprenderse porque los exámenes siempre salían normales, de hecho, no me fue necesario tomar suplemento de hierro. Aún en las últimas semanas de embarazo me preguntaba ¿Estás segura que no comes nada de carne? Y mi respuesta siempre era la misma, “No doctor, no como nada de carne.” Ya yo había tomado la decisión, 2 años antes, de no comer animales nunca más, entonces ¿cómo iba a romper con mi decisión y alimentar a mi hija de forma diferente? Fue algo que se dio con naturalidad.

Me di a la tarea de leer sobre nutrición, dietas vegetarianas y fuentes de proteína vegetal. Cuando ella dejó la lactancia con 1 año de edad, comenzó a tomar leche de soya y fue solo por uno o dos años, luego la dejó. Actualmente consume leche de almendras de forma esporádica, cuando quiere comer cereal con leche, leche con chocolate o alguna receta que lleve leche.  Desde que ella empezó a ingerir sólidos, le di a probar variedad de vegetales, granos y frutas. Luego de los 7 u 8 meses empezó a comer leguminosas y ya con 2 años tenía una dieta muy variada. Cuando iba al materno, siempre me decían que era la niña que más comía vegetales de todo el aula y la que menos se enfermaba. Hubo una ocasión en que toda su aula se contagió con un virus de vómito y diarrea, ella fue la única que no enfermó.

Cada año le realizo exámenes de rutina y el control de niño sano y hasta la fecha es una niña saludable con desarrollo normal para su edad. Le gusta el baile y el porrismo y siempre se mantiene muy activa. El año escolar anterior no tuve que justificar ninguna ausencia por enfermedad, no faltó a ningún día de clases. Es normal verla sentada comiendo un plato de ensalada o sopa de verduras, son sus comidas favoritas. Claro que también le gusta la pizza y las papas fritas, pero es algo que no está en nuestro menú con mucha frecuencia. Tratamos que la comida rápida sea algo de 1 o 2 veces al mes solamente y el resto del tiempo disfruta de la comida hecha en casa que preparan sus padres, siempre vegetariana, libre de sufrimiento animal.

Mi hija está por cumplir los 10 años y es un claro ejemplo de que los niños no necesitan carne en su dieta para crecer sanos y tener un desarrollo normal.

Si quieres incorporar más recetas basadas en plantas en el menú familiar o hacer la transición una dieta 100% basada en plantas ya sea para vos o toda tu familia yo te puedo guiar en el proceso.

Irene Fernandez